La peor empresa del año

El próximo 15 de marzo, Día Mundial de los Derechos de los Consumidores, la asociación Facua dará a conocer los ganadores del premio a la Peor Empresa del Año, la Peor Práctica Empresarial del año y el Peor Anuncio del año, reconocimientos que este año celebran ya su cuarta edición. Los consumidores podrán votar hasta ese día en la web de la asociación. Los candidatos han sido escogidos por Facua a partir de las propuestas de los consumidores a través de su web y sus organizaciones territoriales y diferentes departamentos. Echo en falta entre los candidatos, sin embargo, la campaña electoral del PP de 2011 por publicidad engañosa, cláusulas abusivas, mala praxis, corruptela, engaño al elector, que viene a ser el consumidor de ese ungüento llamado PP.

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Movistar ha ganado las pasadas ediciones del ‘concurso’ de Facua

En la modalidad de peor empresa, las nominadas Bankia, Endesa, Iberdrola y Vodafone intentarán arrebatarle el dudoso título a Movistar, también nominada este año y ganadora en todas las ediciones anteriores. Sus elevadas tarifas, las prácticas abusivas y un deficiente servicio de atención al cliente han encumbrado a la operadora de telefonía a las más altas cotas del desprecio por parte de sus clientes.

La peor práctica empresarial del año viene reñida en este ejercicio: la banca, la telefonía y el oligopolio de los carburantes copan los primeros puestos. Las cláusulas suelo en las hipotecas (que impide que bajen aunque lo haga el Euríbor), los desahucios, las participaciones preferentes, las penalizaciones de los operadores de telefonía para aquellos que ejercen su derecho a la libertad de mercado y las subidas de los carburantes en un sector que se liberalizó con la promesa de que la competencia permitiría una bajada de precios son la realidad del día a día y por eso optan al galardón. Solo una vencerá el 15 de marzo, pero todas tienen una calidad excepcional y merecerían estar en ese primer puesto ex aequo.

La publicidad engañosa, el sexismo, la presentación de productos placebo como milagrosos, cuando no el timo institucionalizado como práctica bancaria habitual, son el nexo común de las campañas a hacerse con el galardón al Peor Anuncio del Año. No cambian los objetivos, tampoco el mensaje ni las formas y la mala práctica se repite año tras año. La Alcachofa de Laón y su poder adelgazante, Bankia, ING Direct, Vitaldent y Amena.com optan al reconocimiento.

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12 respuestas a La peor empresa del año

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  2. ELISA dijo:

    Buenas tardes:

    😀

    Hace años, en el Paseo de Gracia, había unas tiendas de camisas, donde se bajaban unos peldaños y quedaban en semisótano. Cuando tenía que hacer un regalo disfrutaba contemplando aquellas paredes revestidas de madera noble con sus prendas bien plegadas y los cajoncitos que guardaban corbatas, cinturones otros complementos como si fueran tesoros.Y no sólo era la decoración, cuando entrabas, los dependientes te trataban con educación y profesionalidad. Y salías satisfecha de la atención recibida y haber gastado el dinero. El cliente era lo más importante y la razón de ser de aquel negocio.

    Y ahora ¿qué es el cliente?…. no hace falta decir más ¿verdad?

      • Carmenchu dijo:

        Buenas noches! Una vez entrevisté al dueño de una de esas riendas. Era la tercera generación, junto a La Pedrera…

        • ELiSA dijo:

          Buenos días!

          😀

          Llueve, tras de los cristales llueve, llueve y llueve etc. etc.

          El problema, siguiendo el hilo , es que pese al mal trato al cliente, las compañias ganan mucho dinero.
          He presenciado como un inmoral personaje «atendiendo» una llamada, por azar, calmaba a la persona que estaba al otro lado que ya histérica de tanta repetición se echaba a llorar y esa persona decía que tomaba nota, que le llamarían y a continuación arrugaba el papel y lo lanzaba a la papelera. La minoría es la que se mata por el cliente.

          :neutrall

  3. Carmenchu dijo:

    Buenos días! Ese es el problema: han dejado de ver personas, a aquel cliente que siempre tenía la razón o, almenos, el beneficio de la duda, y ahora somos un contrato, una comisión a ganar si aceptamos las cláusulas que se nos esconden. Ante eso: información, información, información y un poco de juicio por nuestra parte y unos minutos para pensar que muchas veces no tenemos.

    Llueve, llueve,… 😀

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