Basura

La agencia de (des)calificación Moody’s acaba de reducir a la categoría de bono basura la deuda de Portugal. Y eso a pesar de que nuestros vecinos acaban de elegir un Gobierno de derechas, que ya se había puesto manos a la obra renovando y ampliando recortes, lo que demuestra que poco o nada le importa a las agencias de calificación quién gobierne. El poder es de ellos.

Pero no hay que perder perspectiva. Basura es un sistema bancario que niega el crédito al ciudadano porque no se fía y, por tanto, no fía, pero sí  financia fabricantes de armas, que deben ser mejores pagadores. Eso es basura, aunque hayan pasado con nota sus stress tests y su salud sea a todas luces formidable si nos atenemos a los sueldos de sus directivos financiados con ese suero salvador de lo público y de las comisiones a particulares, que todo suma. Tanto que están saliendo reforzados del pulso y ufanos cotizan en Bolsa para recabar más capital. Todo al ritmo del mantra de austeridad que pregona el FMI, mientras entre bambalinas Christine Lagarde, su nueva directora tras el escándalo de DSK, aumenta su sueldo el 11%.

Basura son las 700.000 viviendas que, según el ministerio de Fomento, esperan un comprador que no llega. Bloques fantasma que se degradan sin pausa por falta de uso y mantenimiento, oxidándose con la húmeda brisa mediterránea, pasto final de las malas hierbas. Es la herencia inerte del desenfreno de años de crédito fácil y de alegría en los balances que no se utilizó para innovar ni reinvertir en la propia empresa.

Basura es también la que transporta Occidente a África y Asia cada año: unos 50 millones de toneladas sólo en residuos tóxicos. Es más barato transportarla que reciclarla y la corrupción, que no conoce fronteras, hace el resto. Basura es empobrecer todo un continente, de tal forma que sus hombres más fuertes lleguen a nuestras costas exhaustos huyendo de tanta basura y aquí encuentren más todavía. Todo eso y más es basura. Se la reconoce fácilmente por el tufo que corta la respiración y porque tarda muchos años en desaparecer.