Imagen de marca

Dos hombres y un destino (F: Manu Fernández)

El mensaje publicitario ejerce un efecto hipnótico en el receptor que, engullido, pasa a formar parte del sistema, convirtiéndose en consumidor. En ese mundo idílico, los publicistas saben que hay que presentar productos de calidad, seguros y con descuentos, al menos en apariencia, y la comida ha de ser sana, deliciosa y no engordar. Además, todos sonríen a cualquier hora del día, algo que debería hacernos desconfiar. Por si fuera poco, los impolutos electrodomésticos no conocen el servicio técnico ni se han malogrado por el tiempo. Entre cuña y spot publicitario se está colando estos días un producto que, por sus características de uso, resulta poco menos que transgresor y revolucionario. Bajo diferentes marcas y con un interés decreciente, este nuevo producto saldrá a la venta el próximo domingo, en que abrirán todos los comercios. El único problema, que hace retraerse al consumidor en las encuestas es que viene sin garantía y, en caso de defecto de fábrica, sobretensión o mal funcionamiento, no va a poder devolverse hasta dentro de cuatro años. Para combatir posibles reticencias, mañana las dos marcas líderes se someterán a un cara a cara, a ver cuánto aguantan a pleno rendimiento, sometidos a presiones y temperaturas extremas.

Desde la mirada inocente de un niño y olvidando el pasado, propongo una adivinanza. ¿Quién ganó en 1960, teniendo en cuenta los jingles de campaña de Kennedy y Nixon? ¿Quién lo hará ahora? Lo sabremos pronto: a partir de mañana, a las 22,30 h.