‘Jet lag’

Definitivamente, me deprimen los encuentros del G-20. No se ponen de acuerdo, con lo mayores y organizados que son, ni para concretar la hora de sus reuniones y todo apunta a que, una vez más, los canapés y comilonas acabarán en indigestión internacional y más protectores estomacales.

El G-20, en su mesa cuadrada hoy en Seúl (Foto: IPS)

En Seúl, los países asiáticos juegan en casa y parten con ventaja frente a los trasnochados de Europa y Estados Unidos, con sus biorritmos alterados a causa del jet lag tras horas de viaje en avión a la capital surcoreana. Sólo se han puesto de acuerdo en no nombrar a la bicha con las temibles palabras guerra de divisas, que recorren los pasillos como un mantra. En la práctica, China mantiene artificialmente su yuan por debajo de su valor para favorecer sus exportaciones y EE UU ha puesto ya en marcha la máquina de hacer dinero para activar su economía. A más dólares fluyendo por el mercado, menos valor, lo que también animará a sus productos a salir al exterior con más alegría.

En la vieja Europa, alegrías pocas, con una demanda interior tan deprimida o más que yo misma y su apuesta por un euro fuerte. Lo que fabriquen otros nos saldrá más barato, pero gastaremos más de lo que ingresamos. Con todas estas salsas espesas en la mesa, los protectores estomacales van a estar a la orden del día en despachos y salas de conferencias. Y ese proteccionismo se llama guerra: guerra comercial. Ya sólo queda emprender una pequeña campaña de márketing que nos haga sentir patriotas. Por los altavoces del Museo Nacional de Corea se oye en varios idiomas: «Se ruega a los señores que pasen al salón, empieza la fiesta del té«.